Del mismo modo que la exposición a la luz del sol nos proporciona vitaminas imprescindibles para la salud, la exposición al suelo nos aporta un "nutriente" eléctrico en forma de electrones.
Lo que conseguimos con el contacto con la corteza terrestre es, hablando en sentido figurado, rellenar el nivel de electrones de nuestro depósito cuando se está quedando vacío. Cada vez que dos objetos conductores se ponen en contacto (tus pies descalzos y el suelo), los electrones fluyen desde el lugar donde abundan hasta el lugar donde escasean. De este modo se regula el potencial eléctrico de los dos objetos. Es decir, estamos en equilibrio, tanto la Tierra como nosotras, y se restablece una conexión mágica y ancestral.
Si estamos en sintonía con las señales eléctricas naturales de la tierra, de forma natural se restablece nuestra estabilidad eléctrica, lo que ayuda al funcionamiento satisfactorio de los sistemas corporales, entre ellos el cardiovascular, el respiratorio, el digestivo y el inmunitario. Al reconectarnos con la tierra capacitamos al cuerpo para que vuelva a un estado eléctrico normal, se autorregule y sea capaz de autosanarse.
Vivimos mayoritariamente en ciudades donde predomina el asfalto, que nos aísla de la corteza terrestre y por lo tanto del flujo bioeléctrico que debería producirse entre la Tierra y nosotros. Por eso, si puedes caminar unos minutos al día descalza sobre la tierra, la hierba o la arena te sentirás más centrada y descansarás mejor, pues el equilibrio bioeléctrico con la Tierra ayuda a regular los ciclos del sueño y la vigilia, así como la producción de hormonas como la melatonina (reguladora del sueño) y el cortisol (reguladora del estrés). También reduce las inflamaciones e incluso atenúa los síntomas premenstruales o de la menopausia.
Caminar descalza sobre la tierra, puede ayudar también a disminuir el estrés, reducir la excitabilidad nerviosa, aliviar el estreñimiento y a ayudar al organismo a desintoxicar.
- Si lo haces por la playa, te ayuda a fortalecer las piernas, previene la piel flácida y la celulitis, da tono a los muslos y los glúteos y fortalece los tobillos.
- Si lo haces sobre el césped o la hierba, refresca, nos relaja y calma la ansiedad, la depresión, los nervios, y te hace sentir juvenil y fresca.
- Si lo haces en el agua, como en un lago o un río, mejora la circulación, ablanda los callos, moldea las piernas, e incluso según donde estés, puede que los pequeños pececitos autóctonos vayan directos a las toxinas de tus pies y disfrutarás de un peeling gratuito y natural.
Y por si estás en la ciudad... quítate los zapatos y empezarás a sentir un alivio instantáneo. Una buena técnica para activar las plantas de los pies mientras estás en casa es estimularlas con una pelota o con un limón. Rápidamente empezarás a sentirte más relajada.
Caminar descalza tiene enormes beneficios para muchas de tus funciones corporales y ayudará a que tu energía se autorregule.
En la fase 3 del Método ¡Siéntete Radiante! puedes consultar los numerosos beneficios de esta sencilla práctica.
¡Tus pies, tu cuerpo, tu mente y tus emociones se alegrarán!