Las personas que consumen cereales integrales tienen menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y cáncer. También tienen menor probabilidad de morir prematuramente, y en concreto por ictus, enfermedades respiratorias, infecciones y diabetes.
Es lo que concluye una revisión publicada en la revista The BMJ , y que combina los datos de estudios realizados en Europa, EE.UU. y Asia.
Los efectos positivos de ingerir cereales integrales se empiezan a producir a dosis bajas, según explica por correo electrónico Dagfinn Aune, investigador del Imperial College London y autor principal del trabajo. Con tan sólo treinta gramos diarios, lo que equivaldría a una rebanada de pan mediana, ya se observan beneficios, y éstos se incrementan con ingestas superiores. "Por eso, espero que el estudio influya en las políticas y recomendaciones nutricionales", declara Aune.
Para llegar a estas conclusiones, los autores revisaron 45 estudios observacionales, en los cuales se registraron los hábitos alimenticios de la población y se siguió su evolución a lo largo de un tiempo que varió entre 4 y 26 años.
Los investigadores atribuyen el efecto protector de los cereales integrales a su alto contenido de fibra, que no es digerible por nuestro aparato digestivo. La fibra favorece el tránsito intestinal, disminuye la absorción de azúcar durante la digestión e inhibe la producción de colesterol en el hígado. Además, la microbiota intestinal puede digerir algunos tipos de fibra, lo que afecta favorablemente a su composición.